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El primer poblamiento estable conocido en el espacio que hoy ocupa Écija se remonta al s. IX a.C., entre la Edad del Bronce Final y el período del Hierro I. Testimonios literarios y epigráficos que conservamos demuestran que el nombre de esta población indígena sería Astigi, que prolongó su existencia desde la época turdetana hasta la fundación de la colonia romana en el s. I a.C. Hacia el 14 a.C. el emperador Augusto fundó la colonia Augusta Firma, alcanzando un notable desarrollo.
En época tardoantigua, Astigi fue una de las principales poblaciones de Hispania. En 711 fue conocida como Istiyya. En 1240 se entregó al rey Fernando III, y a principios del s. XV Enrique III le otorgó el título de ciudad. Durante la guerra de Granada, Écija fue sede de la Corte en varias ocasiones y, en 1521, se unió a otras poblaciones andaluzas apoyando a la Corona contra los Comuneros castellanos, lo que le mereció el título de Muy Noble y Muy Leal.
En la Edad Moderna, Écija experimentó una importante actividad artesanal, y del s. XVI al XVIII los gremios carniceros, curtidores, etc. alcanzaron protagonismo. Gracias a esa actividad económica, se produjo el esplendor de la arquitectura barroca, aún conservada en testimonios de todo tipo, privados y religiosos. El s. XIX y la Revolución Industrial propiciaron el ferrocarril Écija-